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Eugenesia

La eugenesia es una filosofía social que defiende la mejora de los rasgos hereditarios humanos mediante varias formas de intervención. La metas reivindicadas por sus defensores han variado entre la creación de personas más sanas e inteligentes, el ahorro de los recursos de la sociedad y el alivio del sufrimiento humano. Los medios antiguamente propuestos para alcanzar estos objetivos se centraban en la selección artificial, mientras los modernos se centran en el diagnóstico prenatal y la exploración fetal, la orientación genética, el control de natalidad, la fecundación in vitro y la ingeniería genética. Sus oponentes arguyen que la eugenesia es inmoral y está fundamentada en, o es en sí misma, una pseudociencia. Históricamente, la eugenesia ha sido usada como justificación para las discriminaciones coercitivas y las violaciones de los derechos humanos promovidas por el estado, como la esterilización forzosa de personas con defectos genéticos, el asesinato institucional y, en algunos casos, el genocidio de razas consideradas inferiores.

La selección artificial de seres humanos fue sugerida desde muy antiguo, al menos desde Platón, pero su versión moderna fue formulada por vez primera por Sir Francis Galton en 1865, recurriendo al reciente trabajo de su primo Charles Darwin. Desde sus inicios, la eugenesia (término derivado del griego ‘bien nacido’ o ‘buena reproducción’) fue apoyada por destacados pensadores, incluyendo a Alexander Graham Bell, George Bernard Shaw y Winston Churchill. La eugenesia fue una disciplina académica en muchos institutos y universidades. Su reputación científica se vino abajo después del regimen nazi, época en la que Ernst Rüdin empezó a incorporar y llevar a cabo la retórica eugenésica en las políticas raciales de la Alemania nazi y de hecho apoyado tanto financiera como ideológicamente por el movimiento eugenecista inglés. Durante el periodo de posguerra, gran parte tanto del público como de la comunidad científica asociaba la eugenesia con los abusos nazis, que incluyeron la «higiene racial» y la exterminación, si bien varios gobiernos regionales y nacionales mantuvieron programas eugenésicos hasta los años 1970 y las primeras leyes eugenecistas de esterilización coercitiva y control de inmigracón se adoptaron a principios del siglo XX en Estados Unidos mucho antes del régimen nazi en Alemania.

«La eugenesia es la auto-dirección de la evolución humana»: Lema del Segundo Congreso Internacional de Eugenesia, 1921, representado como un árbol que unifica una diversidad de campos diferentes.

Significados de la eugenesia La eugenesia, desde su mismo principio, significó cosas diferentes para diversas personas. Históricamente, el término ha sido usado para cubrir cualquier cosa comprendida entre el cuidado prenatal de las madres hasta la esterilización forzada y la eutanasia. En el pasado tuvieron lugar muchos debates, algunos de los cuales continúan en la actualidad, sobre qué se considera exactamente parte de la eugenesia.

El término eugenesia se usa a menudo para referirse a los movimientos y políticas sociales que tuvieron influencia a principios del siglo XX. En un amplio sentido histórico, la eugenesia también puede ser el estudio de la «mejora de las cualidades genéticas humanas». Algunas veces se aplica para describir en términos generales cualquier acción humana cuya finalidad sea mejorar el acervo genético. Algunas formas de infanticidio en las sociedades antiguas, la actual reprogenética, los abortos preventivos y los bebés de diseño han sido llamados (a veces de forma controvertida) eugenesia.

Debido a sus finalidades normativas y a su relación histórica con el racismo científico, así como al desarrollo de la ciencia de la genética, la comunidad científica internacional se ha desvinculado casi totalmente del término eugenesia, calificándola a veces de pseudociencia, si bien pueden encontrarse defensores de lo que se conoce como eugenesia liberal. Las investigaciones modernas sobre los potenciales usos de la ingeniería genética ha llevado a una cada vez mayor invocación de la historia de la eugenesia en discusiones sobre bioética, la mayoría de las veces de forma cautelar. Algunos bioéticos sugieren que incluso los programas de eugenesia no coactiva serían inherentemente poco éticos, si bien este punto de vista ha sido cuestionado por pensadores tales como Nicholas Agar.

Los eugenesistas defienden políticas específicas que presuntamente según sus defensores (de tener éxito) llevarían a una mejora observable del acervo genético humano. Puesto que el definir qué mejoras son deseables o beneficiosas es percibido como una elección cultural más que un asunto que pueda determinarse objetivamente (es decir, por investigaciones empíricas y científicas), la eugenesia ha sido considerada a menudo una pseudociencia. El aspecto más discutido de la eugenesia ha sido la definición de «mejora» del acervo genético humano, como qué es una característica beneficiosa y qué es un defecto. Este aspecto de la eugenesia ha sido históricamente contaminado con racismo científico.

Los primeros eugenesistas estaban más preocupados con los factores observables de la inteligencia que a menudo se correlacionan fuertemente con la clase social. Muchos eugenesistas se inspiraron en la cría selectiva de animales (donde se suele trabajar para lograr pura razas) como analogía para la mejora de la sociedad humana. La mezcla de razas (o miscegenación) solía ser considerada como algo a evitar en nombre de la pureza racial. En aquella época este concepto parecía tener cierto respaldo científico, y siguió siendo un asunto beligerante hasta que el desarrollo avanzado de la genética llevó al consenso científico de que la división de especies humanas en razas desiguales es injustificable. Algunos ven esto como un consenso ideológico, dado que la igualdad, lo mismo que la desigualdad, es una elección cultural más que un asunto que pueda ser determinado objetivamente. La eugenesia también se ha preocupado por la eliminación de enfermedades hereditarias tales como la hemofilia y la enfermedad de Huntington. Sin embargo, hay varios problemas en calificar ciertos factores como «defectos genéticos»:

En muchos casos no hay consenso científico sobre lo que es un «defecto genético». A menudo se argumenta que es más un asunto de elección social o individual.

Lo que parece ser un «defecto genético» en un contexto o entorno puede no serlo en otro. Este puede ser el caso de los genes con una ventaja heterocigota, como la anemia falciforme y la enfermedad de Tay-Sachs, que en su forma heterocigota pueden ofrecer una ventaja contra, respectivamente, la malaria y la tuberculosis. Muchas personas minusválidas o inválidas pueden tener éxito en la vida. Muchas de las enfermedades que los primeros eugenesistas identificaron como hereditarias (por ejemplo la pelagra) se consideran actualmente imputables completa o al menos parcialmente a las condiciones medioambientales. Parecidas preocupaciones han surgido cuando el diagnóstico prenatal de una enfermedad congénita lleva al aborto (véase también diagnóstico genético preimplantacional).

Las políticas eugenésicas han sido clasificadas conceptualmente en dos categorías: eugenesia positiva, que fomenta la mayor reproducción de los designados «más aptos», y la eugenesia negativa, que desaconseja o impide la reproducción de los designados «menos aptos». La eugenesia negativa no necesita ser coactiva: un estado podría ofrecer recompensas económicas a ciertas personas que se sometan a la esterilización, si bien algunos críticos podrían responder que este incentivo, junto con la presión social, podría percibirse como coacción. La eugenesia positiva también puede ser coactiva: el aborto en mujeres «aptas» era ilegal en la Alemania nazi.

Durante el siglo XX, muchos países promulgaron políticas y programas eugenésicos, incluyendo:

-Promoción de tasas de natalidad diferenciales.

-Esterilización obligatoria.

-Tratamiento jurídico del aborto.

-Restricción del matrimonio.

-Exploración genética.

-Control de natalidad.

-Control de la inmigración.

-Segregación (tanto racial como de los enfermos mentales).

-Eutanasia

-Genocidio.

La mayoría de estas políticas fueron posteriormente consideradas coactivas, restrictivas o genocidas, y actualmente son pocas las jurisdicciones que incluyen políticas explícitamente clasificadas de eugenésicas o inequívocamente eugenésicas en esencia. Sin embargo, algunas organizaciones privadas que ayudan a la gente con servicios de orientación genética, y la reprogenética puede ser consideradas una forma de eugenesia «liberal» no patrocinada por el estado.

Historia

Teoría de Galton

La selección artificial de seres humanos fue sugerida desde muy antiguo, al menos desde Platón, quien creía que la reproducción humana debía ser controlada por el gobierno. Platón registró estos puntos de vista en La República: «que los mejores cohabiten con las mejores tantas veces como sea posible y los peores con las peores al contrario». Platón proponía que el proceso se ocultase al público mediante una especie de lotería. Otros ejemplos antiguos incluyen la supuesta práctica de las polis de Esparta de abandonar a los bebés débiles fuera de los límites de la ciudad para que murieran. Sin embargo, dejaban a todos los bebés fuera durante un periodo de tiempo, considerándose más fuertes a los supervivientes, mientras muchos bebés supuestamente más débiles fallecían.

Durante los años 1860 y 1870, Sir Francis Galton sistematizó estas ideas y costumbres de acuerdo al nuevo conocimiento sobre la evolución del hombre y los animales provisto por la teoría de su primo Charles Darwin. Tras leer El origen de las especies de éste, Galton observó una interpretación de la obra de Darwin a través de la cual los mecanismos de la selección natural eran potencialmente frustrados por la civilización humana. Galton razonó que, dado que muchas sociedades humanas buscaban proteger a los desfavorecidos y los débiles, dichas sociedades estaban reñidas con la selección natural responsable de la extinción de los más débiles. Sólo cambiando estas políticas sociales, pensó Galton, podría la sociedad ser salvada de una «reversión hacia la mediocridad», un frase que acuñó primero en estadística y que más tarde cambio a la hoy frecuente «regresión hacia la media».

Galton esbozó por vez primera su teoría en el artículo Talento y personalidad hereditarios (Hereditary Talent and Character) de 1865, explicándola luego más detalladamente en su libro El genio hereditario, de 1869. Galton comenzó estudiando la forma en la que los rasgos humanos intelectuales, morales y de personalidad tendían a presentarse en las familias. Su argumento básico era que el «genio» y el «talento» eran rasgos hereditarios en los humanos (aunque ni él ni Darwin tenían aún un modelo de trabajo para este tipo de herencia). Galton concluyó que, puesto que puede usarse la selección artificial para exagerar rasgos en otros animales, podían esperarse resultados similares al aplicar estas prácticas en humanos. Como escribió en la introducción de El genio hereditario:

Me propongo mostrar en este libro que las habilidades naturales del hombre se derivan de la herencia, bajo exactamente las mismas limitaciones en que lo son las características físicas de todo el mundo orgánico. Consecuentemente, como es fácil a pesar de estas limitaciones lograr mediante la cuidadosa selección una raza permanente de perros o caballos dotada de especiales facultades para correr o hacer cualquier otra cosa, de la misma forma sería bastante factible producir una raza de hombres altamente dotada mediante matrimonios sensatos durante varias generaciones consecutivas.

Según Galton, la sociedad ya fomentaba las enfermedades disgenéticas, afirmando que los menos inteligentes se reproducían más que los más inteligentes. Galton no propuso sistema de selección alguno, sino que esperaba que se hallaría una solución cambiando las buenas costumbres sociales de forma que animasen a la gente a ver la importancia de la reproducción.

Galton usó por primera vez la palabra eugenesia en su libro de 1883 Investigaciones sobre las facultades humanas y su desarrollo (Inquiries into Human Faculty and Its Development), en el que quiso «mencionar los diversos tópicos más o menos relacionados con el cultivo de la raza o, como podríamos llamarlo, con las cuestiones “eugenésicas”». Incluyó una nota a pie para la palabra que rezaba: Esto es, con cuestiones relacionadas con lo que se denomina en griego eugenia, a saber, de buen linaje, dotado hereditariamente de cualidades nobles. Esta y las palabras relacionadas (eugénico, etcétera) son igualmente aplicables a hombres, bestias y plantas. Deseamos enormemente una palabra breve para aludir a la ciencia de la mejora del linaje, que en modo alguno se limita a las cuestiones de emparejamientos sensatos, sino que, especialmente en el caso del hombre, toma conciencia de todas las influencias que tienden a dar aunque sea en remoto grado a las razas o variedades más aptas una mejor oportunidad de prevalecer más rápidamente sobre los menos aptos de lo que de otra forma habría hecho. La palabra eugenesia expresaría suficientemente esta idea, siendo como mínimo una palabra más efectiva que viricultura, que una vez me aventuré a usar.

En 1904 Galton aclaró su definición de eugenesia como «la ciencia que trata sobre todas las influencias que mejoran las cualidades innatas de una raza, y también con aquéllas que las desarrollan hasta la mayor ventaja.»

La formulación de Galton de la eugenesia estaba basada en un fuerte enfoque estadístico, fuertemente influenciado por la «físicasocial» de Adolphe Quetelet. Sin embargo, a diferencia de éste Galton no exaltaba al «hombre medio» sino que lo despreciaba por mediocre. Galton y su heredero estadístico Karl Pearson desarrollaron lo que se llamó el enfoque biométrico de la eugenesia, que desarrolló nuevos y complejos modelos estadísticos (más tarde exportados a campos completamente diferentes) para describir la herencia de los rasgos. Sin embargo, con el redescubrimiento de las leyes de la herencia de Gregor Mendel, surgieron dos bandos separados de defensores de la eugenesia. Uno estaba formado por estadísticos y otro por biólogos. Los primeros creían que los segundos tenían modelos matemáticos excepcionalmente primitivos, mientras los biólogos creían que los estadísticos sabían poco sobre biología.

La eugenesia terminó aludiendo a la reproducción humana selectiva como intento de obtener niños con rasgos deseables, generalmente mediante el enfoque de influir sobre las tasas de natalidad diferenciales. Estas políticas se clasificaban en su mayoría en dos categorías: eugenesia positiva, la mayor reproducción de los que se consideraba que contaban con rasgos hereditarios ventajosos, y la eugenesia negativa, la disuasión de la reproducción de los que tenían rasgos hereditarios considerados malos. En el pasado, las políticas eugenésicas negativas han ido de intentos de segregación a esterilizaciones e incluso genocidio. Las políticas eugenésicas positivas han tomado típicamente la forma de premios o bonificaciones para los padres «aptos» que tenían otro hijo. Prácticas relativamente inocuas como la orientación matrimonial tenían vínculos primitivos con la ideología eugenésica. La eugenesia era diferente de lo que más tarde se conocería como darwinismo social. Aunque ambos sostenían que la inteligencia era hereditaria, la eugenesia afirmaba que eran necesarias nuevas políticas para cambiar activamente el statu quo hacia un estado más «eugenésico», mientras los darwinistas argumentaban que la propia sociedad «advertiría» naturalmente el problema de la «disgenesia» si no se ponían en práctica políticas de bienestar social (por ejemplo, los pobres podrían reproducirse más pero tendrían tasas de mortalidad más elevada).

Francis Galton, uno de los padres de la eugenesia.

Eugenesia en Latinoamérica Las políticas estatales de algunos países latinoamericanos defendieron el predominio social blanco incrementando la inmigración europea y erradicando las poblaciones indígenas. Esto puede ser particularmente obvio en Argentina y Brasil, países en los que este proceso se conoce como blanqueamiento y branqueamento, respectivamente. Domingo Faustino Sarmiento fue un gran defensor de estas políticas.

La eugenesia y el Estado (1890-1945) Uno de los primeros defensores modernos de las ideas eugenésicas (antes de que fueran clasificadas como tales) fue Alexander Graham Bell. En 1881 Bell investigó la tasa de sordera en Martha's Vineyard, Massachusetts. De esto concluyó que la sordera era de naturaleza hereditaria y recomendó la prohibición del matrimonio con sordos («Memoria sobre la formación de un tipo de sordera en la raza humana») incluso a pesar de que él mismo estaba casado con una sorda. Como muchos otros de los primitivos eugenesistas, propuso controlar la inmigración con fines eugenésicos y advirtió que los colegios internos para sordos podrían considerarse posiblemente como lugares de cría de una raza humana sorda.

Aunque la eugenesia es hoy relacionada a menudo con el racismo, no siempre fue así: tanto W.E.B. DuBois como Marcus Garvey apoyaron la eugenesia o ideas similares como forma de reducir el sufrimiento de los afroamericanos y mejorar su estatura. Muchos métodos legales de eugenesia incluyeron leyes estatales contra la miscegenación o la prohibición de los matrimonios interraciales. La Corte Suprema de los Estados Unidos derogó estas leyes estatales en 1967 y declaró inconstitucionales las leyes antimiscegenación.

La Alemania nazi de Adolf Hitler fue famosa por los programas eugenésicos que intentaban mantener una raza alemana «pura» mediante una serie de medidas recogidas bajo la llamada «higiene racial». Entre otras actividades, los nazis realizaron extensivos experimentos en seres humanos vivos para comprobar sus teorías genéticas, yendo desde la simple medida de las características físicas a los horrendos experimentos efectuados por Josef Mengele y Otmar von Verschuer con gemelos en los campos de concentración. Durante los años 1930 y 1940, el régimen nazi esterilizó forzosamente a cientos de miles de personas a los que consideraba mental y físicamente «no aptos» (se estima que unas 400.000 entre 1934 y 1937). La escala del programa nazi provocó que los defensores estadounidenses de la eugenesia buscasen una ampliación del suyo, con alguna queja sobre que «los alemanes nos están ganando en nuestro propio juego».8 Los nazis fueron incluso más allá, matando decenas de miles de inválidos oficiales mediante programas obligatorios de «eutanasia».

También implantaron varias políticas eugenésicas positivas, otorgando premios a las mujeres arias que tenían un gran número de hijos y promoviendo un servicio en el que mujeres solteras «racialmente puras» eran fecundadas por oficiales de las SS (Lebensborn). Muchas de sus preocupaciones sobre la eugenesia y la higiene racial estuvieron también presentes en su exterminio sistemático de millones de personas «indeseables», incluyendo judíos, gitanos, testigos de Jehová y homosexuales durante el Holocausto (buena parte del equipo y los métodos de exterminio usados en los campos fueron desarrollados inicialmente en un programa de eutanasia). El alcance y la coacción de los programas eugenésicos alemanes, junto con el fuerte uso de la retórica eugenésica y la llamada «ciencia racial» durante todo el régimen, crearon una indeleble asociación cultural entre la eugenesia y el Tercer Reich en los años de posguerra.

El segundo mayor movimiento eugenésico se dio en los Estados Unidos. Comenzando con Connecticut en 1896, muchos estados aprobaron leyes sobre el matrimonio con criterios eugenésicos, prohibiendo casarse a cualquiera que fuese «epiléptico, imbécil o débil mental». En 1898 Charles B. Davenport, un prominente biólogo estadounidense, comenzó como director de una estación de investigación biológica situada en Cold Spring Harbor unos experimentos sobre la evolución de plantas y animales. En 1904, Davenport recibió fondos del Instituto Carnegie para fundar la Estación de Evolución Experimental. La Eugenics Record Office (’Oficina de Registro de Eugenesia’) abrió en 1910 mientras Davenport y Harry H. Laughlin empezaban a promocionar la eugenesia.

Durante el siglo XX, los investigadores se vieron intrigados por la idea de que las enfermedades mentales podían transmitirse dentro de las familias y llevaron a cabo varios estudios para documentar la heredabilidad de enfermedades tales como la esquizofrenia, el trastorno bipolar y la depresión. Desafortunadamente estos intereses terminaron asociados con el movimiento eugenesista. A finales del siglo XIX y principios del XX se promulgaron leyes estatales para prohibir el matrimonio y forzar la esterilización de los enfermos mentales con el fin de evitar la «transmisión» de las enfermedades mentales a la siguiente generación. Estas leyes fueron ratificadas por la Corte Suprema de los Estados Unidos en 1927 y no fueron abolidas hasta mediados de siglo. Para 1945 unos 45.000 enfermos mentales habían sido esterilizados forzosamente.

En los años siguientes, la Eugenics Record Office reunió una enorme colección de árboles genealógicos y concluyó que quienes eran no aptos procedían de entornos económica y socialmente pobres. Eugenesistas tales como Davenport, el psicólogo Henry H. Goddard y el conservacionista Madison Grant (todos muy respetados en su época) empezaron a presionar para lograr diversas soluciones políticas al problemas de los «no aptos». (Davenport abogaba por la restricción de la inmigración y la esterilización como métodos principales, Goddard recomendaba la segregación en su libro La familia Kallikak, y Grant era partidario de todo lo anterior y más, abrigando incluso la idea del exterminio.)12 Aunque su metodología y métodos de investigación se consideran actualmente muy defectuosos, en la época se consideró una investigación científica legítima. Tuvo sin embargo detractores científicos (notablemente Thomas Hunt Morgan, uno de los pocos mendelistas en criticar explícitamente la eugenesia), si bien la mayoría de ellos se centraron más en la primitiva metodología de los eugenesistas y en la consideración de casi cualquier característica humana como hereditaria, que en la idea de la eugenesia en sí.

La idea del «genio» y el «talento» fue también considerada por William Graham Sumner, un fundador de la American Sociological Society (actual American Sociological Association), quien mantenía que si el gobierno no interfería en la política social de laissez faire, surgiría una clase de genios en la cima del sistema de estratificación social, seguida de una clase de talentos. La mayor parte del resto de la sociedad caería en la clase de los mediocres. Aquellos que eran considerados anormales (retrasados mentales, minusválidos, etc.) tenían un efecto negativo sobre el proceso social al consumir recursos necesarios. Deberían ser dejados solos para que se valiesen por sí mismo. Pero los de la clase de delincuentes (criminales, pervertidos, etc.) deberían ser eliminados de la sociedad

Con la aprobación de la ley de inmigración Johnson-Reed, los eugenesistas jugaron por vez primera un papel protagonista en el debate del Congreso como expertos asesores sobre la amenaza de «linajes inferiores» procedentes del este y el sur de Europa. Esto redujo el número de inmigrantes del extranjero al 15% de años anteriores, al controlar el número de individuos «no aptos» que entraban al país. La nueva ley reforzó las anteriores que prohibían la mezcla racial en un intento por conservar el acervo genético.15 Las consideraciones eugenésicas también estuvieron tras la aprobación de leyes sobre el incesto en buena parte de los Estados Unidos y fueron usadas para justificar muchas leyes antimiscegenación.

Algunos estados esterilizaron a los «imbéciles» durante buena parte del siglo XX. La Corte Suprema de los Estados Unidos sentenció en el caso Buck contra Bell de 1927 que el estado de Virginia podía esterilizar a los considerados no aptos. La época más importante de esterilización eugenésica fue entre 1927 y 1963, cuando unas 64.000 personas fueron esterilizadas forzosamente bajo las leyes eugenésicas de los Estados Unidos.Un informe favorable sobre los resultados de la esterilización en California, con mucho el estado que más esterilizaciones realizó, fue publicado con formato de libro por el biólogo Paul Popenoe y sería ampliamente citado por el gobierno nazi como evidencia de que los programas masivos de esterilizaciones eran factibles y humanos. Cuando los dirigentes nazis fueron juzgados por crímenes de guerra en los Juicios de Núremberg tras la Segunda Guerra Mundial, justificaron las esterilizaciones masivas (unas 450.000 en menos de una década) citando a los Estados Unidos como sus inspiradores.

Otros países

Casi todos los países occidentales no católicos adoptaron algunas leyes eugenésicas. En julio de 1933 Alemania aprobó una ley que permitía la esterilización involuntaria de «borrachos, criminales sexuales y lunáticos hereditarios e incurables, y de aquéllos que padezcan una enfermedad incurable que pudiera transmitirse a su descendencia».19 Canadá llevó a cabo miles de esterilizaciones forzosas hasta los años 1970. Muchos First Nations (nativos canadienses), así como inmigrantes del este de Europa, fueron objeto de este programa que identificaba como genéticamente inferiores a las minorías raciales y étnicas. Suecia esterilizó por la fuerza a 62.000 personas, principalmente enfermos mentales en las últimas décadas, pero también minorías étnicas y raciales al principio, como parte de un programa eugenésico que duró 40 años. Como fue el caso de otros programas, se creía que la etnia y la raza tenían relación con la salud mental y física. Aunque el programa no era del agrado de muchos suecos, los políticos normalmente lo apoyaban, más como un medio de mejorar la salud social que como la medida de proteccionismo racial que en realidad era. (El gobierno sueco ha indemnizado posteriormente a los afectados.) Aparte de los programas a gran escala de los Estados Unidos, otros países como Australia, el Reino Unido, Noruega, Francia, Finlandia, Dinamarca, Estonia, Islandia y Suiza llevaron a cabo programas de esterilización de personas declaradas deficientes mentales por el estado. Singapur practicó una forma limitada de eugenesia positiva que incluía la promoción del matrimonio entre graduados universitarios con la esperanza de que engendrarían mejores hijos.

Varios autores, notablemente Stephen Jay Gould, han afirmado repetidamente que las restricciones sobre la inmigración aprobadas en los Estados Unidos durante los años 1920 (y derogadas en 1965) estuvieron motivadas por las metas de la eugenesia, en particular por el deseo de excluir a las razas consideradas inferiores del acervo genético nacional. Durante el comienzo del siglo XX, los Estados Unidos y Canadá empezaron a recibir un número muy superior de inmigrantes del sur y el este de Europa. Eugenecistas influyentes como Lothrop Stoddard y Harry Laughlin (quien fue designado como testigo experto por el Comité del Congreso para Inmigración y Naturalización en 1920) presentaban el argumento de que éstas eran razas inferiores que contaminarían el acervo genético nacional si su número no se restringía. Se ha argumentado que esto movió a Canadá y los Estados Unidos a aprobar leyes que creaban una jerarquía de nacionalidades, clasificándolas desde los más deseables anglosajones y nórdicos hasta los inmigrantes chinos y japoneses, a quienes se prohibió casi completamente entrar al país. Sin embargo, varias personas, incluyendo a Franz Samelson, Mark Snyderman y Richard Herrnstein, han argumentado que, basándose en el examen de los registros de los debates del Congreso sobre política de inmigración, no se dio virtualmente consideración alguna a estos factores. Según estos autores, las restricciones fueron primordialmente motivadas por el deseo de mantener la integridad cultural del país frente al fuerte influjo de los extranjeros.Esta interpretación, sin embargo, no es aceptada por la mayoría de los historiadores de la eugenesia.

En las últimas décadas, se ha denunciado en Australia el engaño por parte de médicos, que aprovechando el desconocimiento y confusión respecto a la medicina y lenguaje occidental, sonsacaban sesgadas autorizaciones para ejecutar ligaduras de trompas de Falopio de mujeres aborígenes, incluso sin hijos, cuando acudían a revisar otros problemas a los hospitales. Estas prácticas subrepticias buscaban reducir la natalidad entre las etnias naturales del continente.

Algunos de los que no están de acuerdo con la idea de la eugenesia en general sostienen que a pesar de ello la legislación eugenésica tuvo beneficios. Margaret Sanger (fundadora de Planned Parenthood of America) halló que era una herramienta útil para impulsar la legalización de los métodos anticonceptivos. En su tiempo la eugenesia era vista por muchos como científica y progresista, como aplicación natural del conocimiento sobre reproducción al campo de la vida humana. Antes de los campos de exterminio de la Segunda Guerra Mundial, la idea de que la eugenesia pudiera llevar al genocidio no era considerada seriamente.

Estigmatizacion de la Eugenesia en los años posteriores al nazismo Tras la experiencia de la Alemania nazi, políticos y miembros de la comunidad científica renegaron públicamente de muchas de las ideas sobre la «higiene racial» y los miembros «no aptos» de la sociedad. Los Juicios de Núremberg contra antiguos dirigentes nazis revelaron al mundo muchas de las prácticas genocidas del régimen y llevaron a la formalización de políticas de ética médica y la declaración sobre las razas de la Unesco en 1950. Muchas sociedades científicas publicaron sus propias «declaraciones raciales» parecidas con los años, y la Declaración Universal de los Derechos Humanos, desarrollada en respuesta a los abusos cometidos en la Segunda Guerra Mundial, fue adoptada por la ONU, afirma en su Artículo 16 que «Los hombres y las mujeres, a partir de la edad núbil, tienen derecho, sin restricción alguna por motivos de raza, nacionalidad o religión, a casarse y fundar una familia». A continuación, la declaración de la UNESCO en 1978 sobre la raza y los prejuicios raciales declara que la igualdad fundamental de todos los seres humanos es el ideal hacia el que deberían converger la ética y la ciencia.

Como reacción a los abusos nazis, la eugenesia pasó a ser casi universalmente vilipendiada en muchas de las naciones en las que había sido una vez popular (sin embargo, los programas eugenésicos, inluyendo la esterilización, continuaron discretamente durante décadas). Muchos eugenesistas dedicados antes de la guerra a lo que más tarde sería calificado como «criptoeugenesia» enterraron decididamente sus creencias eugenésicas y se convirtieron en respetados antropólogos, biólogos y genetistas en la posguerra (incluyendo a Robert Yerkes en los Estados Unidos y Otmar von Verschuer en Alemania). Buena parte del movimiento eugenecista se replegó en lo que todavía hoy se conoce como las organizaciones Planned Parentalhood o Asociaciones de Planificación Familiar o ProFamilia, tal es el caso de Margaret Sanger. El eugenesista californiano Paul Popenoe fundó la orientación familiar durante los años 1950, un cambio de profesión que surgió de sus intereses eugenésicos por promover los «matrimonios saludables» entre personas «aptas».

Los libros de texto de educación secundaria y universitaria solían tener entre 1920 y 1940 capítulos sobre el progreso científico que supondría la aplicación de principios eugenésicos sobre la población. Muchas publicaciones científicas antiguas dedicadas a la genética eran editadas por eugenesistas e incluían artículos eugenésicos junto con estudios sobre la herencia en organismos no humanos. Después de que la eugenesia cayese en desgracia ante la comunidad científica, la mayor parte de las referencias a la eugenesia fueron eliminadas de los libros de texto y de las subsecuentes ediciones de las publicaciones importantes. Incluso cambiaron los nombres de algunas publicaciones para reflejar las nuevas actitudes. Por ejemplo, Eugenics Quarterly se convirtió en 1969 en Social Biology (la revista sigue existiendo, pero se parece poco a su predecesora). Entre los miembros notables de la American Eugenics Society (1922–94) durante la segunda mitad del siglo XX se incluyen Joseph Fletcher, creador de la ética situacional; el Dr. Clarence Gamble de la farmacéutica Procter & Gamble y Garrett Hardin, un defensor del control de natalidad y autor de La tragedia de los comunes.

A pesar del cambio de actitud de la posguerra sobre la eugenesia en los Estados Unidos y Europa, unos pocos países, notablemente Canadá y Suecia, mantuvieron programas eugenésicos a gran escala, incluyendo la esterilización forzosa de inviduos con taras mentales, así como otras prácticas, hasta los años 1970. En los Estados Unidos, las esterilizaciones se abolieron en los años 1960, a pesar de que el movimiento eugenésico había perdido la mayor parte de su popularidad y apoyo político a finales de los años 1930.

En las décadas siguientes a la Segunda Guerra Mundial, la eugenesia se hizo cada vez más impopular para la ciencia académica. Muchas organizaciones y publicaciones que tuvieron su origen en el movimiento eugenésico empezaron a distanciarse de dicha filosofía, como cuando Eugenics Quarterly se convirtió en Social Biology en 1969

Eugenesia moderna e ingeniería genética Desde comienzos de los años 1980, cuando el conocimiento sobre la genética avanzó significativamente, la historia y conceptos eugenésicos han sido ampliamente discutidos. Esfuerzos como el Proyecto Genoma Humano han logrado que la modificación efectiva de la especie humana vuelva a parecer posible (como hizo la teoría original de la evolución de Darwin en los años 1860, junto con el redescubrimiento de las leyes de Mendel a principios del siglo XX). La diferencia a principios del siglo XXI fue la actitud cautelosa hacia la eugenesia, que se había convertido en una consigna a temer más que abrazar.

Sólo unos pocos investigadores científicos (como el controvertido psicólogo Richard Lynn) han pedido abiertamente la adopción de políticas eugenésicas usando tecnología moderna, pero representan una opinión minoritaria en los actuales círculos científicos y culturales.Un intento de implantación de una forma de eugenesia fue un «banco de esperma de genios» (1980-99) creado por Robert Klark Graham, del que fueron concebidos cerca de 230 niños (el donante más conocido fue el ganador del premio Nobel William Shockley). Sin embargo, en Estados Unidos y Europa estos intentos han sido frecuentemente criticados por tener el mismo espíritu racista y clasista que las iniciativas eugenésicas de los años 1930. En cualquier caso, los resultados han sido desiguales en el mejor de los casos.

Debido a su relación con la esterilización forzosa y los ideales raciales del Partido Nazi, la palabra «eugenesia» rara vez es usada por los defensores de tales programas.

Sólo unos pocos gobiernos tienen actualmente algo parecido a un programa eugenésico en el mundo. En 1994 China aprobó la Ley de Asistencia Sanitaria Maternal e Infantil, que incluía una exploración premarital obligatoria para «enfermedades genéticas de naturaleza grave» y «enfermedades mentales relevantes». A quienes diagnosticaban tales enfermedades se les obligaba a no casarse, a aceptar «medidas anticonceptivas a largo plazo» o a someterse a la esterilización.

Una política parecida de exploraciones (incluyendo la exploración prenatal y el aborto) destinada a reducir la incidencia de la talasemia existe en las dos partes de la isla de Chipre. Desde la implantación del programa en los años 1970, se ha reducido el porcentaje de niños nacidos con esta enfermedad sanguínea hereditaria de 1 de cada 158 a prácticamente cero. Dor Yeshorim, un programa que busca reducir la incidencia de la enfermedad de Tay-Sachs en ciertas comunidades judías, es otro programa de diagnóstico que ha atraído comparaciones con la eugenesia. En Israel, a costa del estado, se anima a la población en general a realizar pruebas genéticas para diagnosticar enfermedades antes del nacimiento de un bebé. Si se diagnostica la enfermedad de Tay-Sachs a un feto puede optarse por la interrupción del embarazo de forma voluntaria. La mayoría de las demás comunidades judías askenazíes también efectúan programas de diagnóstico debido a las altas tasas de incidencia de ciertas enfermedades hereditarias. En algunas comunidades judías, la antigua costumbre de la tercería (shidduch) se sigue practicando, y en un intento por evitar la tragedia de la muerte infantil que siempre resulta de ser homocigótico para la Tay-Sachs, asociaciones como la fuertemente religiosa Dor Yeshorim (que fue fundada por un rabí que perdió cuatro hijos por esta enfermedad para evitar que otros sufrieran la misma tragedia) realizan pruebas a las parejas jóvenes para comprobar si tienen riesgo de transmitir esta enfermedad o alguna otra mortal. Si ambos resultan ser portadores de Tay-Sachs, es frecuente que el compromiso se rompa. El Judaísmo, como muchas otras religiones, desaconseja el aborto salvo que haya riesgo para la madre, en cuyo caso la salud de ésta tiene preferencia. Debe también advertirse que, dado que todos los niños con la enfermedad morirán en su infancia, estos programas intentan evitar tales tragedias más que directamente erradicar el gen, lo que es una coincidencia secundaria.

En la literatura bioética moderna, la historia de la eugenesia presenta muchas cuestiones morales y éticas. Los comentaristas han sugerido que la «nueva eugenesia» surgirá de tecnologías reproductivas que permitirán a los padres crear los llamados «bebés de diseño» (lo que el biólogo Lee M. Silver denominó prominentemente «reprogenética»). Se ha argumentado que este tipo «no coactivo» de «mejora» biológica estará predominantemente motivada por la competitividad individual y el deseo de lograr «las mejores oportunidades» para los hijos más que por el impulso de mejorar la especie completa que caracterizó las formas de eugenesia de principios del siglo XX. Debido a esta naturaleza no coactiva, la falta de implicación del estado y las diferencias en las metas, algunos comentaristas han cuestionado que estas actividades sean eugenésicas o algo más en conjunto. Algunos activistas prominusválidos argumentan que aunque sus discapacidades pueden provocarles dolor y malestar, lo que realmente les incapacita como miembros de la sociedad es un sistema sociocultural que no reconoce su derecho a un trato genuinamente igualitario. También se muestran escépticos sobre que alguna forma de eugenesia pudiera beneficiar a los discapacitados si se tiene en cuenta el trato que le dispensaron las campañas eugenésicas históricas.

James D. Watson, el primer director del Proyecto Genoma Humano, inició el Programa de Implicaciones Éticas, Legales y Sociales (Ethical, Legal and Social Implications Program), que ha financiado varios estudios sobre las implicaciones de la ingeniería genética humana (junto con un importante sitio web sobre la historia de la eugenesia), porque: Al situar la ética tan pronto en la agenda del genoma, esta dando respuesta a mi propio temor personal de que demasiado pronto los críticos del Proyecto Genoma Humano señalarían que era un representante del Cold Spring Harbor Laboratory que una vez albergó a la controvertida Eugenics Record Office. Mi no formación de un programa ético sobre el genoma podría rápidamente ser usada como falsa evidencia de que era un eugenesista secreto, teniendo como propósito real a largo plazo la identificación inequívoca de los genes que llevan a la estratificación socialy ocupaciones así como de los que justifican la discriminación racial. James D. Watson, A passion for DNA: Genes, genomes, and society (Cold Spring Harbor, Nueva York: Cold Spring Harbor Laboratory Press, 2000)

Distinguidos genetistas incluyendo a los ganadores del premio Nobel John Sulston («No creo que uno deba traer al mundo a un niño claramente minusválido»)y Watson («Una vez que tienes una forma para mejorar a nuestro hijos, nadie puede detenerla») apoyan el diagnóstico genético. Qué ideas deberían ser descritas como «eugenésicas» sigue siendo un asunto polémico en círculos de investigadores y de opinión pública. Algunos observadores como Philip Kitcher han descrito el uso del diagnóstico genético por parte de los padres como la habilitación de una forma de eugenesia «voluntaria».

Algunas subculturas modernas defienden diferentes formas de eugenesia apoyada por clonación humana e ingeniería genética humana, algunas veces como parte de un nuevo culto (véase el movimiento raeliano, cosmoteísmo o prometeísmo). Estos grupos hablan también de «neo-eugenesia», «evolución consciente» o «libertad genética».

Los rasgos conductuales identificados también como potenciales objetivos de modificación mediante ingeniería genética humana incluyen la inteligencia, la depresión, la esquizofrenia, el alcoholismo, el comportamiento (u orientación) sexual y la delincuencia.

Más recientemente, en el Reino Unido podría decirse que el caso La Corona contra James Edward Whittaker-Williams sentó un precedente al prohibir el contacto sexual entre personas con «problemas de aprendizaje». El acusado, un hombre con problemas de aprendizaje, fue encarcelado por besar y abrazar a una mujer de la misma condición. Este fallo se basó en la Ley de Delitos Sexuales de 2003, que redefine los besos y abrazos como sexuales y afirma que las personas con problemas de aprendizaje son incapaces de dar su consentimiento independientemente de que el acto implique coacción o no. Los opositores a esta ley la han atacado por traer de vuelta la eugenesia por la puerta de atrás bajo el disfraz de la exigencia de «consentimiento»

Criticas

Enfermedades frente a rasgos

Mientras la ciencia de la genética ha provisto cada vez más medios para poder identificar y entender ciertas características y enfermedades, dada la complejidad de la genética humana, la cultura y la psicología, no hay en este momento medio alguno para determinar qué rasgos serían definitivamente deseables o indeseables. Las manipulaciones eugenésicas destinadas a reducir la propensión hacia la criminalidad y la violencia, por ejemplo, podrían resultar en que la población terminase siendo esclavizada por un agresor externo si pierde la capacidad de defenderse a sí misma. Por otra parte, las enfermedades genéticas como la hemocromatosis puede incrementar la vulnerabilidad ante algunas dolencias, provocar deformidades físicas y otras disfunciones. Las medidas eugenésicas contra muchas de estas enfermedades ya están siendo emprendidas en países de todo el mundo, mientras las medidas contra rasgos que afectan más sutilmente y se entienden peor, como la criminalidad, están relegadas al ámbito de la especulación y la ciencia ficción. Los efectos de las enfermedades son en esencia totalmente negativos y las sociedades de todas partes buscan reducir su incidencia por varios medios, algunos de los cuales son eugenésicos en todo salvo el nombre. Los otros rasgos que se discuten tienen efectos tanto positivos como negativos y generalmente no se controlan en la actualidad en ningún lugar.

Pendiente resbaladiza

Una crítica comúnmente avanzada a la eugenesia es que, como queda demostrado por su historia, inevitablemente lleva a medidas que resultan poco éticas (Lynn 2001). H. L. Kaye escribió que «la verdad obvia es que eugenesia ha sido desacreditada por los crímenes de Hitler» (Kaye 1989). R. L. Hayman argumentó que «el movimiento eugenésico es anacrónico, siendo reveladas sus implicaciones políticas por el Holocausto» (Hayman 1990).

Steven Pinker ha afirmado que es «una opinión ortodoxa entre los académicos de izquierda que los genes implican genocidio.» Ha respondido a esta «opinión ortodoxa» comparando la historia del marxismo, que tenía la posición opuesta a la del nazismo sobre los genes: Pero el siglo XX sufrió dos ideología que llevaron a genocidios. La otra, el marxismo, no tenía uso para la raza, no creía en los genes y negaba que la naturaleza humana fuese un concepto significativo. Claramente, no es un énfasis en los genes o la evolución lo que es peligroso. Lo es el deseo de rehacer la humanidad mediante métodos coactivos (eugenesia o ingeniería social) y la creencia de que la humanidad avanza gracias a una lucha en la que los grupos superiores (raza o clases) triunfan sobre los inferiores Steve Sailer

Richard Lynn argumenta que cualquier filosofía social es susceptible de uso ético incorrecto. Aunque los principios cristianos han ayudado a la abolición de la esclavitud y la institución de programas de bienestar social, Lynn advierte que la iglesia cristiana también ha quemado a muchos disidentes y ha hecho la guerra contra los infieles, asesinando los cruzados cristianos a gran número de mujeres y niños. También argumenta que la respuesta apropiada es condenar estas muertes, pero creer que el cristianismo «inevitablemente lleva a la exterminación de aquéllos que no aceptan su doctrina» carece de justificación (Lynn 2001).

Diversidad genética

Las políticas eugenésicas también llevan a perder diversidad genética, en cuyo caso una mejora culturalmente aceptada del acervo genético puede, si bien no necesariamente, terminar en un desastre biológico debido a una mayor vulnerabilidad a las enfermedades, menor capacidad de adaptación a los cambios ambientales y otros factores tanto conocidos como desconocidos. Este tipo de argumento procedente del principio de precaución es a su vez ampliamente criticado. Un plan eugenésico a largo plazo es probable que lleve a su escenario parecido debido a que la eliminación de rasgos considerados indeseables reduciría la diversidad genética por definición.

Por el contrario, algunos estudios parecen mostrar que las tendencias disgenésicas llevan a una menor diversidad genética, una tendencia que en teoría podría ser contrarrestada con un programa eugenésico.

La posible eliminación del genotipo del autismo es un asunto político importante para el movimiento por los derechos de los autistas, que sostiene que el autismo es una forma de neurodiversidad. Muchos defensores de los derechos de los afectados por el síndrome de Down (trisomía del par 21) consideran esta enfermedad un tipo de neurodiversidad, a pesar de que los hombres afectados suelen ser estériles.

Rasgos recesivos heterocigóticos

En algunos casos los esfuerzos por erradicar ciertas mutaciones de un único gen resultarían baldíos. En el caso de que la enfermedad en cuestión fuese un rasgo recesivo heterocigótico, el problema es que tras la eliminación del rasgo visible no deseado, quedarían aún tantos genes para la enfermedad en el genoma como los que fueron eliminados en virtud del principio de Hardy-Weinberg, que afirma que los genes de una población se definen como pp+2pq+qq en el punto de equilibrio. Mediante el diagnóstico genético sería posible detectar todos los rasgos recesivos heterocigóticos, pero supondría un coste enorme con la tecnología actual. Bajo circunstancias normales sólo es posible eliminar un alelo dominante del genoma. Los rasgos recesivos pueden ser reducidos drásticamente, pero nunca eliminados a menos que se conozca la composición genética completa de todos los miembros de la población, como se ha mencionado antes. Dado que sólo unos pocos rasgos indeseados, como la enfermedad de Huntington, son dominantes, el valor práctico de «eliminar» rasgos es bastante bajo.

Contraargumentos

Reductio ad Hitlerum

Algún sitio web sobre lógica ha usado la sentencia «La eugenesia debe ser mala porque estuvo relacionada con los nazis» como un ejemplo típico de la falacia de asociación conocida como reductio ad Hitlerum.33 La estigmatización de la eugenesia por esta asociación, por otra parte, no ha frenado en absoluto la aplicación de tecnología médicas que disminuyen la incidencia de los defectos congénicos ni tampoco la investigación sobre sus causas.

Disgenesia

Los defensores de la eugenesia a menudo se preocupan por el declive disgenésico de la inteligencia, que creen que llevará al colapso de la actual civilización y que también ha sido la causa del colapso de anteriores civilizaciones. Este declive haría que la eugenesia fuese un mal necesario, ya que el posible sufrimiento humano provocado por ella palidecería en comparación con dicha catástrofe.

Beneficios

Pequeñas diferencias en el CI medio de todo el grupo podrían te

El tsunami de 2004 en el Océano Índico.

Una teoría popular en el mundo musulmán es que el tsunami podría haber sido causado por un experimento nuclear de la India en el que expertos nucleares israelíes y estadounidenses participaron. Varios periódicos en Egipto y el Medio Oriente afirman que La India, en su acelerada carrera nuclear con Pakistán, ha adquirido una sofisticada tecnología nuclear de los Estados Unidos e Israel, que "se mostraron dispuestos a cooperar con la India en experimentos de exterminio de la humanidad", empezando con las regiones del sureste de Asia densamente pobladas por musulmanes, donde se presentaron la mayor parte de las víctimas.

Conspiración Nikola Tesla ! Detallada

Este extraño personaje que fue Nikola Tesla se adelantó tanto a su tiempo, sus inventos fueron tan extraordinarios y sus contactos extraterrestres tan increíbles, que muchos creyeron ver en él a un ser venido de otro planeta, más precisamente, de Venus. Nikola Tesla nació en la zona de los Alpes, en Croacia el 9 de julio de 1856. Hijo de un pastor de la Iglesia y de una mujer muy famosa en la región por su extraordinaria inteligencia, una mujer que -por ejemplo- tenía una memoria fotográfica y recitaba de memoria miles de poemas servios y pasajes bíblicos.

Este extraordinario inventor fue básicamente un “descubridor de nuevos principios”. Fue el inventor de los generadores de corriente alterna multifásica que hoy iluminan todas las ciudades del mundo.

Fue el inventor original de la radio, hecho que registró en papeles y demostró públicamente cinco años antes que Marconi. También a comienzos de éste siglo discutía la factibilidad de lograr la televisión tal como la concebimos hoy y que apareció masivamente después de su muerte.

Creó también un desintegrador atómico capaz de evaporar rubíes y diamantes. Construyó lámparas de neón sin hilos, que daban más luz que las actuales. Entre sus fabricaciones se cuentan también los precursores de los actuales microscopios electrónicos, las fotografías láser y lo que el llamó las “sombragrafías” que no eran otra cosa que las placas logradas con Rayos X, que mando en 1895 a Roentgen, el descubridor de estos rayos, quien pudo constatar la similitud de las placas que había logrado, con las que mucho tiempo antes Tesla usaba.

También 75 años antes de que el gran investigador Kirliam diera su nombre a la máquina capaz de fotografiar el cuerpo energético de seres vivos y plantas, Nikola Tesla experimentaba con ella.

Todos estos excelentes inventos los logró antes del 1900. Trabajo muy cerca de Thomas Edison, vendió sus patentes en un millón de dólares a George Westinghouse, fue gran amigo del escritor Mark Twain y contó con el apoyo financiero de J.P. Morgan, el magnate de su época; pero aún así, muy poca gente ha escuchado hablar de él; incluso se lo conoce más por la literatura ocultista que por sus inventos.

Y cuando hablo de su relación con el ocultismo, me refiero específicamente a la versión de su nacimiento venusino, apoyada esta creencia en la capacidad psíquica de Tesla, su celibato y sus contactos extraterrestres registrados en 1900; además de su capacidad inventiva adelantada a su tiempo. Después de su muerte, en 1956, la escritora Margaret Storm en su libro “Retorno del Ave” y refiriéndose a Tesla decía que fue un hombre que “cayó a la Tierra” con la misión de iluminar a la humanidad y traer la automatización.

Tesla, por su parte, se reía de la parapsicología y el espiritismo y afirmaba que el hombre es una máquina. Atendía su cuerpo con lo que llamaba “principios de ingeniería”, seguía una dieta vegetariana y dormía solamente tres horas diarias.

Entre las proezas, se cuenta que miles de voltios eléctricos pasaron por su cuerpo para encender lámparas, explotar discos de plomo y derretir trozos de metal que sostenía en su mano, mientras la electricidad actuaba en él.

Creó también un disparador de 135 pies con ruido de trueno incluido, además de inventar el robot de control remoto, mucho antes que Marconi experimentara con ondas de radio, en 1890.

Nikola Tesla almacenaba todo en su cerebro. Ya en la escuela se destacaba porque resolvía los problemas matemáticos siempre en forma mental y ya de adulto, diseñaba sus inventos visualizándolos, y llevándolos a la práctica muchos años después directamente, sin bosquejos previos.

En determinado momento de su vida, debido a su tozudez en finalizar todos los proyectos que había iniciado, su sistema nervioso decayó y sufrió un colapso físico total. Su supersensibilidad magnificaba su poder receptivo miles de veces. Fue así que sus agotados nervios se estremecían a la vista de la luz solar o ante el ruido del tráfico; incluso no soportaba el zumbido de las moscas o el tic-tac de un reloj ubicado en una habitación vecina, ya que esos pequeños ruidos, en su cerebro, retumbaban como puede retumbar en nuestras cabezas una gran explosión. En ese momento de gran sensibilidad aseguraba que podía encontrar objetos en la oscuridad con la ayuda de una luz en su mente.

Luego, ya repuesto de este colapso, mientras realizaba una de sus primeras caminatas junto a un amigo, cayó en trance mientras recitaba el Fausto de Goethe. Cuando salió de su trance, se encontraba en un estado de completo éxtasis, ya que había descubierto el secreto para conducir la corriente alterna.

Su amigo y autor de la única biografía de Tesla, el Premio Pulitzer John O’Neill relata que en el momento del descubrimiento, Nikola Tesla le decía al amigo que lo acompañaba: ”Estoy hablando de mi motor eléctrico. He resuelto el problema. ¿No lo ves, aquí delante mío, marchado silenciosamente?. Es el campo magnético rotativo lo que lo mueve. ¿No es hermoso? Y tan simple!. Mi motor liberará al hombre, haciendo todo el trabajo del mundo” (Por supuesto que la visualización del invento era solamente de él, que tenía grandes dificultades, para separar sus imágenes interiores de la realidad).

En 1884 Nikola Tesla llegó a Nueva York con menos de un dólar en el bolsillo (ya que le habían robado el equipaje), un libro con sus poemas y una carta de recomendación.

En esa época Edison era ya famoso mundialmente, y Nikola Tesla ansiaba trabajar junto a él, lo que consiguió; pero lo que no pudo, fue convencerlo de que usara su motor de corriente alterna, en vez del pesado motor de corriente continua que vendía la compañía.

Como Edison no estaba dispuesto a renunciar al uso de su descubrimiento, aunque la aplicación de la corriente alterna de Tesla (que es, recordemos, la que usamos hoy) fuese más efectiva, hubo un choque de personalidades que terminó con el trabajo en conjunto.

Con el correr del tiempo, Nikola Tesla se fue popularizando en los medios científicos y técnicos. Daba elegantes cenas en el Waldorf Astoria, supervisando personalmente la cocina y luego invitaba a sus comensales a visitar su laboratorio y ver sus recientes inventos. Su biógrafo O’Neill describe así su laboratorio: “Es un lugar consistente en una serie de fuerzas, aparentemente ultraterrenas, que con dedos invisibles ponen objetos en movimiento y hacen brillar con colores raros y resplandecientes a los tubos de ensayo, transformando la habitación oscura en otra distinta, llena de sibilantes llamas generadas en monstruosos calderos”.

Tenía un dispositivo inalámbrico para producir electricidad por medio de vibración sincronizada.

Presentó, por ejemplo, un barco de juguete accionado por control remoto en el Madison Square Garden, adelantándose en 50 años a las bombas alemanas V-1 y V-2 accionadas por control remoto.

Nikola Tesla, un hombre de gran visión, pensaba que si podía iluminar por inducción una lámpara a una distancia de 3 o 4 metros; también podía repetir la experiencia en gran escala, poniendo a toda la Tierra en oscilación, logrando así que la luz y la energía mundial fuesen gratuitas para toda la Humanidad, por medio de sincronizadores similares a nuestras actuales radios de transistores.

En 1893, en la Asociación Nacional de Energía Eléctrica, Nikola Tesla decía: “La idea de transmitir información en forma inalámbrica es la consecuencia directa de los más recientes logros ... Ahora sabemos que las vibraciones eléctricas pueden transmitirse a través de un solo conductor. ¿Porqué no tratamos entonces de servirnos de la Tierra con ese propósito?. Un punto de importancia sería saber cual es la capacidad inductiva de la Tierra y que carga tendría al electrificarse”.

En 1891 inventó una lámpara que usaba la misma cantidad de corriente que la de Edison (de filamento incandescente), pero daba veinte veces más luz. Su lámpara era un tubo de vidrio con un trozo de carbón fijado a un alambre, en el centro. Adentro había aire rarificado. Al electrificarse el carbón las moléculas de aire eran repelidas por el botón central, rebotaban contra la esfera y volvían nuevamente al centro; el carbón se calentaba, volviéndose incandescente.

De esta manera lograba las altas temperaturas con la que logró derretir rubíes y diamantes y que fue el principio para que años más tarde creara lo que el denominó “el rayo de la muerte” que según Tesla, podía hacer rebotar un rayo en la Luna y hoy sabemos que era el antecesor del Rayo Láser.

Viéndo a la Tierra como a una gran lámpara, Nikola Tesla realizó el experimento más increíble de la historia registrado antes de 1945.

Usando sus generadores y transformadores logró producir energía con un exceso de 4.000.000 de voltios. Enviando alto voltaje a un mástil de 70 mts. creó el equivalente de docenas de rayos con un ruido ensordecedor. No solo fabricó un Polo Sur artificial en el lado opuesto de la Tierra; produciendo las oscilaciones mundiales que había previsto, sino que logró encender lámparas ubicadas a 40 kms. de su laboratorio. Este experimento hizo volar la usina de Colorado, lo que lo alejó de la comunidad, que lo empezó a mirar como a un ser peligroso.

Pero lo que lo convirtió en un alienado para la sociedad, fueron sus contactos extraterrestres. Cierto día, mientras se encontraba solo en su laboratorio, sus equipos recibieron una señal codificada; como aún no existían las estaciones de radio, la única explicación era una comunicación interplanetaria, que Tesla juzgó provenía de Marte o de Venus.

En 1901 escribió un artículo titulado “Hablando con los planetas”. Cuando se inicia el siglo XX , Nikola Tesla volvió a Nueva York con una decisión tomada: Su plan de distribución gratuita a nivel mundial de energía.

Diseñó gigantescas emisoras, suponiendo que seis de ellas bastarían para proveer de electricidad inalámbrica y transmisión telefónica a todo el mundo.

Pero para este colosal emprendimiento necesitaba forzosamente un caudal importante de dinero, por lo que negoció con J.P. Morgan, quien le dio a Tesla u$s 150.000 a cambio del 51% de todas las patentes de su invención y las futuras estarían a nombre de Morgan y como Tesla estaba decidido a dar forma a su proyecto sacrificó sus ansias de fama y dinero en pos de su altruista plan.

Fue así que comenzó la construcción de Wardenclyffe en Long Island, el 3 de julio de 1901, cuando estaba por cumplir sus 45 años de edad.

La obra fue dirigida por Stanford White, el diseñador del Arco de Washington. Estaba prevista una torre de 65 mts. con una terminal esférica de 20 mts. de diámetro encima; pero los altos costos llevaron a no poder continuar la obra. Entre octubre de 1903 y febrero de 1906 escribió más de 10 cartas a Morgan pidiéndole dinero para completar el proyecto; pero el magnate se ajustó a lo estipulado en el contrato firmado y le negó la ayuda económica.

Así fue que el quebranto económico y el mísero contrato firmado con Morgan no le permitieron completar la construcción de Wardenclyffe y lo privaron de su meta de entregar a la Humanidad toda, la energía necesaria, totalmente gratis.

No hay dudas que Nikola Tesla era un psíquico. Su memoria fotográfica, sus posibilidades de visualización y su fisiología supersensible lo ubican en una categoría única.

Cuando viajó a Europa en 1890 por la muerte de su madre tuvo la oportunidad de mantener interesantes charlas con el famoso parapsicólogo Williams Crookes y esos diálogos lo llevaron a creer en la telepatía y en la vida después de la muerte; pero ni siquiera la visión de la aparición de su madre el día en que murió le cambió (ni siquiera en el último minuto de vida) su “racionalismo científico”. A pesar de que sus inventos le llegaban como revelaciones, nunca se creyó metapsíquico.

Su contacto extraterrestre le dio fama entre los ocultistas y se tejieron leyendas sobre su nacimiento en una nave espacial y una herencia venusina.

La semana de su muerte tuvo una visión de su amigo Mark Twain e insistió en que se encontraba vivo, a pesar de haber muerto 25 años antes.

Aunque su patria natal le proveía una pensión de u$s 7.500 anuales y lo proclamó héroe nacional, Nikola Tesla murió en la extrema pobreza.

Su amigo John O’Neill autor de su biografía “Genio Prohibido” cuenta que Nikola Tesla murió en soledad y pobreza, pero interiormente satisfecho consigo mismo.

Sus obras sacaron a la humanidad del primitivismo y dieron al hombre una libertad tecnológica que nadie pensaba se podía lograr.

Lamentablemente, la avaricia ajena y los prejuicios de su época entorpecieron su gran proyecto, su meta altruista que hubiera permitido a toda la Humanidad contar con energía gratuita y permanente en todos los rincones del planeta.

Hoy nadie recuerda y muy pocos conocen a este ser, adelantado a su época, a quien le debemos muchos de los elementos que hoy disfrutamos.

Nikola Tesla, tal vez, un ser no-humano que llegó para cumplir una importante misión, como fue brindar a la Humanidad adelantos técnicos y utopías que todavía se pueden realizar.

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