¿Conoces a los misteriosos DELFINES de RÍO?

Una vez al año, en la estación de lluvias, el río Amazonas se desborda y los delfines nadan a sus anchas por el bosque.



Delfines del río Amazonas

Rastreando a sus presas en la profundidad del bosque, los delfines de río sacan el máximo partido de la prodigiosa inundación anual de la Amazonia

Los músculos de las mandíbulas permiten al boto atrapar una presa con la ferocidad de un cocodrilo. "Es como una guillotina industrial", dice el biólogo Tony Martin.

Rastreando a sus presas en la profundidad del bosque, los delfines de río sacan el máximo partido de la prodigiosa inundación anual de la Amazonia.

En una exuberante demostración de fuerza muscular y agilidad, un boto emerge de las aguas del bosque inundado.

Parecen de color naranja por el limo y la vegetación en descomposición que tiñen las aguas de la cuenca del río Amazonas, pero fuera del agua son gris pálido, y algunos presentan una coloración rosada. Estos delfines, a los que en Brasil llaman botos, emiten ultrasonidos a modo de sónar para producir una ecografía tridimensional de su mundo tenebroso.

De marzo a julio, los diluvios de la estación lluviosa expanden el territorio de los delfines a las llanuras inundadas y al bosque lluvioso del archipiélago de las Anavilhanas, una vasta cadena de islas en el río Negro.

Una madre y su cría permanecen juntas entre la vegetación sumergida. La lactancia dura más de un año. Las hembras paren una sola cría cada dos o tres años.

Muchos pescadores, como éste del río Ariaú, en Brasil, pescan con esparaveles lastrados. Estos métodos tradicionales a pequeña escala son mucho menos perjudiciales para los delfines que el uso cada vez más frecuente de redes de arrastre, donde los animales pueden enredarse y morir ahogado.

Los botos cazan peces, cangrejos y tortugas entre los árboles.

Una madre y su cría permanecen juntas entre la vegetación sumergida. La lactancia dura más de un año. Las hembras paren una sola cría cada dos o tres años.

Un delfín macho prueba suerte con la selección sexual, arrojando al aire la semilla, de desmesuradas dimensiones, de un árbol del bosque lluvioso. Cuando llega la época del apareamiento, los machos golpean el agua con ramas y juncos, o enarbolan tortugas vivas como si fueran trofeos. "Lo hacen para atraer a las damas —dice Tony Martin, biólogo de la Universidad de Kent—. Un macho puede salir varias veces a la superficie con un objeto aferrado en el hocico, para luego girar lentamente sobre sí mismo". Gran parte de la vida del delfín de río sigue estando fuera de nuestro alcance. "De momento, sólo podemos imaginar los cantos y sonidos de alta frecuencia que probablemente acompañan esas conductas —añade Martin—. Es como mirar por el ojo de una cerradura acuática".